«Sentado en una silla no se había molestado en quitarse el abrigo ni el sombrero. El viento soplaba fuera. Un viento fuerte, que si él hubiese mirado por la sucia ventana, habría visto cómo se arremolinaba al son de un aullido lastimero, como el de un lobo herido. En el cielo las nubes se paseaban al igual que sombras siniestras al acecho de una víctima.»

El trono del desgraciado (2015)